Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron. (Marcos 16: 9-11)

Muchos homenajes, conferencias y manifestaciones de admiración, a nivel internacional hacen por este mes a la mujer, conmemorando esa tragedia de 1908, donde ciento cuarenta y seis mujeres murieron quemadas, por clamar por sus derechos al trabajo digno y en iguales condiciones que a los varones, luego, en 1957 también en Estados Unidos, fue ratificado con un desfile multitudinario de mujeres, que laboraban como obreras textiles. Así que este mes, lo dedicamos a las mujeres que son pilar fundamental en todos los estamentos de nuestra sociedad.

Esta reseña sobre cómo María Magdalena va a contarle a sus compañeros de la fe, sobre la resurrección de Jesús, y cómo estos, no sólo hacen caso omiso de su impresionante relato, sino que lo más llamativo, es que se había olvidado que esto se los había dicho el Maestro. El Señor le dio un privilegio a la mujer -representada en María Magdalena-, de ser la primera relatora de su resurrección, y eso nos hace pensar: Por un lado, ratifica el lugar especial que debe tener la mujer en la iglesia y la sociedad; por otro, el hecho de que en ocasiones algunos hombres menosprecian su liderazgo, cuando ellas son precisamente, esas columnas fuertes en la congregación, modelo de entrega, servicio y lealtad. Dios nos llama a ser personas de fe, y también respetuosos apreciando siempre el trabajo de la mujer en su iglesia, para alcanzar a los perdidos. Aprecia a las damas de tu casa, tu congregación, y tu entorno, son una bendición especial.

© 2015 Misión Paz
Subir
Encuéntranos: